“基督为了你们成了贫困的”(格后8,9)
教宗本笃十六世训导的基本课题之一是:基督信仰不是一种理论,而是实行拯救人类的事实。
教宗从这个关键角度看基督信徒在四旬期蒙召唤更新内在生活的进程,这是一个祈祷、守斋和施舍的时期。
教宗的文告分六段:
第一段:四旬期是加深认识我们作为基督信徒的意义和价值的时期。在这个时期,我们应重新发现天主的仁慈。这样的发现催促我们对弟兄们更为慈悲。 这个时期有待我们具体实践的善功是祈祷、守斋和施舍。教宗着重的是施舍,这是帮助有需要的人的具体做法。施舍使我们与囤积物质财物的意念保持距离,不至于汲汲营求世俗的财富。这样才能增强我们与他人分享天主宽厚赐给我们的财物的心愿。
第二段:我们拥有的财物不能被视为绝对的私有财产;根据大地财物人类普遍共享的原则(天主教要理2404号),这些财物具有社会功用。 “谁若有今世的财物,看见自己的弟兄有急难,却对它关闭自己怜悯的心肠,天主的爱怎能存在他内?”(若一3,17)。基督信徒占多数的国家有很多贫穷和遭遗弃的人,这样的提醒呼吁具有特别的意义。施舍除了是爱德的行为外,更是正义的义务。
第三段:福音所说的施舍不是单纯的慈善行为;也不可以是暗自寻求个人利益和他人赞许的行为,或为彰显自己的方法。 诚心帮助他人的行为是在暗中进行的。这是效法耶稣的基督的行为,他死在十字架上,把自己完全赐给了我们。
第四段:施舍的行为使我们在接近他人之际,也接近天主。这个行为能够成为我们真正皈依和与天主与弟兄修好的途径。施舍超越“物质意义”,表达我们生存的真理:事实上,我们不是为自己,而是为了天主和弟兄而受造的(参阅格后5,15)。施舍让我们体验到生命的圆满来自爱,而且使我们与天主修好,因为“爱德遮盖许多罪过”(伯前4,8)。
第五段:因此,四旬期行施舍乃是我们加深认识基督信徒圣召的方法。爱启发不同形式的赠与,使我们按照自己的可能性和条件,完全奉献出我们的生命。
第六段:四旬期邀请个人和团体都努力服膺基督,在爱德中成长,在贫穷的人身上认出基督。在他的圣名中有真正的生命。要做他的爱的证人。
圣座一心委员会主席保罗·科尔德斯枢机主教及《协助受苦教会》爱德组织主席汉斯·彼得·罗特林于元月二十九日在梵蒂冈新闻室主持记者招待会,介绍教宗本笃十六世为今年二零零八年四旬封斋期所写的文告。这篇文告的标题取自圣保禄宗徒致格林多人后书第八章第九节的话:“基督为你们成了贫困的”。今年的四旬期从二月六日星期三圣灰礼仪那天开始。
教宗在文告中写说:“四旬期激发我们重新发现天主的慈悲,好使我们对弟兄们也变得更慈悲”。教宗今年的文告特别强调施舍,行哀矜;他认为施舍是具体帮助有需要的人的方式,而且也是刻苦节制的工夫,这个工夫正是要使我们不眷恋世上的财富,但追随耶稣所指引的道路:“你们不能事奉天主又事奉金钱”(路16,13)。
教宗又说:“根据福音的教导,我们不是我们所拥有的财物的主人,而是这些财物的管理人。因此,这些财物不能被视为我们的专有物,而是我们代表天主实行他对我们的近人的圣意的工具。为此,救助世界上许多饥饿穷苦的人,这不只是爱德的行为,更是正义的要求。这种要求对基督信徒占大多数的富有国家来说,更是一种重大的责任”。
四旬期文告指出:“基督信徒施舍行哀矜的特征是在暗地里作这件事。耶稣提醒我们不可以夸耀自己的善行,以免失落天上的赏报(参见玛6,1-2)。一切都应该为了天主、而不是为我们的光荣而作。在现代社会中,我们必须时时警惕这一点,因为这正是当代的诱惑”。
教宗更清楚地说:“福音所说的施舍哀矜并不是单纯的慈善工作,也就是说不是人性单纯的善意,而是超性爱德的具体表现,这种德行的来源是天主,它使我们效法耶稣基督行事;耶稣基督不是施舍一些东西,而是把自己完全奉献出来”。
教宗在文告中感谢许多默默行善的人,他们不出现在媒体社会强烈的灯光照射之下,他们本着不宣扬的精神,慷慨地行善,支持许多陷入困难中的人。教宗提醒说:“如果内心充满自夸,则施舍自己的财物给他人没有什么意义。施舍之所以有价值,在于爱。每次我们为了爱天主而与有需要的人分享我们的财物时,我们就会体验到生命的圆满来自爱,而这种分享的报酬就是天主的降福所赐给的平安、内心满足和喜乐”。
教宗在今年的四旬期文告中也谈到施舍哀矜的另一个效应,那就是圣伯多禄宗徒所说的“爱德遮盖许多罪过”(伯前4,8)。教宗说:“此时此刻我想到那些为自己的罪过感到压力,并因此远离天主的人,他们害怕、甚至没有能力奔向天主。可是施舍行哀矜在使人接近他人的同时,也接近天主,因为这个行为使人在穷人身上认出耶稣基督本人”。
教宗的文告结束说:“事实上,施舍哀矜乃是我们可以奉献给他人的最大恩典的标记…这个行为在宣报基督,并为基督作证”。
西班牙文 Mensaje del Papa para la Cuaresma 2008
«Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre» (2 Corintios 8,9)
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 29 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha enviado Benedicto XVI con motivo de la Cuaresma 2008 con el tema: «Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre» (2 Corintios 8,9). * * * ¡Queridos hermanos y hermanas! 1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasion providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que tambien nosotros lleguemos a ser mas misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos especificos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de renovacion interior: son la oracion, el ayuno y la limosna. Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la practica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascetico para liberarse del apego a los bienes terrenales. Cuan fuerte es la seduccion de las riquezas materiales y cuan tajante tiene que ser nuestra decision de no idolatrarlas, lo afirma Jesus de manera perentoria: «No podeis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13). La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentacion, educandonos a socorrer al projimo en sus necesidades y a compartir con los demas lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificacion interior se añade un gesto de comunion eclesial, al igual que sucedia en la Iglesia primitiva. San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalen (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ). 2. Segun las enseñanzas evangelicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a traves de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el projimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Catolica, los bienes materiales tienen un valor social, segun el principio de su destino universal (cf. nº 2404). En el Evangelio es clara la amonestacion de Jesus hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para si mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: «Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que esta necesitado y le cierra sus entrañas, ¿como puede permanecer en el el amor de Dios?» (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los paises en los que la mayoria de la poblacion es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aun mas grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad. 3. El Evangelio indica una caracteristica tipica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesus, «asi tu limosna quedara en secreto» (Mt 6,3-4). Y poco antes habia afirmado que no hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupacion del discipulo es que todo vaya a mayor gloria de Dios. Jesus nos enseña: «Brille asi vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos» (Mt 5,16). Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al projimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atencion. Si al cumplir una buena accion no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que mas bien aspiramos a satisfacer un interes personal o simplemente a obtener la aprobacion de los demas, nos situamos fuera de la optica evangelica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentacion se plantea continuamente. La limosna evangelica no es simple filantropia: es mas bien una expresion concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversion interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitacion de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entrego a si mismo por nosotros. ¿Como no dar gracias a Dios por tantas personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad mediatica, llevan a cabo con este espiritu acciones generosas de sosten al projimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demas si el corazon se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que «Dios ve en el secreto» y en el secreto recompensara no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza. 4. Invitandonos a considerar la limosna con una mirada mas profunda, que trascienda la dimension puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el projimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendicion en forma de paz, de satisfaccion interior y de alegria. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegria. Y hay mas: San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdon de los pecados. «La caridad -escribe- cubre multitud de pecados» (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a el. La limosna, acercandonos a los demas, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de autentica conversion y reconciliacion con el y con los hermanos. 5. La limosna educa a la generosidad del amor. San Jose Benito Cottolengo solia recomendar: «Nunca conteis las monedas que dais, porque yo digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo» (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio evangelico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenia para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un simbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona. Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripcion de los dias inmediatamente precedentes a la pasion y muerte de Jesus, el cual, como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a si mismo por nosotros. La Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, tambien a traves de la practica de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitandole conseguimos estar dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el unico mandamiento de la caridad? Por tanto, la practica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocacion cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a si mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, segun las posibilidades y las condiciones de cada uno. 6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a «entrenarnos» espiritualmente, tambien mediante la practica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apostoles cuentan que el Apostol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidio una limosna en la entrada del templo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material, signo del don mas grande que podemos ofrecer a los demas con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre esta la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo este caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesion a Cristo para ser testigos de su amor. Maria, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la «batalla espiritual» de la Cuaresma armados con la oracion, el ayuno y la practica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espiritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendicion Apostolica. Vaticano, 30 de octubre de 2007
BENEDICTUS PP. XVI
意大利文 Messaggio di Benedetto XVI per la Quaresima 2008
CITTA' DEL VATICANO, martedi, 29 gennaio 2008 (ZENIT.org).- Pubblichiamo di seguito il testo del Messaggio del Santo Padre Benedetto XVI per la Quaresima 2008. * * * “Cristo si e fatto povero per voi” (2 Cor 8,9) Cari fratelli e sorelle! 1. Ogni anno, la Quaresima ci offre una provvidenziale occasione per approfondire il senso e il valore del nostro essere cristiani, e ci stimola a riscoprire la misericordia di Dio perche diventiamo, a nostra volta, piu misericordiosi verso i fratelli. Nel tempo quaresimale la Chiesa si preoccupa di proporre alcuni specifici impegni che accompagnino concretamente i fedeli in questo processo di rinnovamento interiore: essi sono la preghiera, il digiuno e l’elemosina. Quest’anno, nel consueto Messaggio quaresimale, desidero soffermarmi a riflettere sulla pratica dell’elemosina, che rappresenta un modo concreto di venire in aiuto a chi e nel bisogno e, al tempo stesso, un esercizio ascetico per liberarsi dall’attaccamento ai beni terreni. Quanto sia forte la suggestione delle ricchezze materiali, e quanto netta debba essere la nostra decisione di non idolatrarle, lo afferma Gesu in maniera perentoria: “Non potete servire a Dio e al denaro” (Lc 16,13). L’elemosina ci aiuta a vincere questa costante tentazione, educandoci a venire incontro alle necessita del prossimo e a condividere con gli altri quanto per bonta divina possediamo. A questo mirano le collette speciali a favore dei poveri, che in Quaresima vengono promosse in molte parti del mondo. In tal modo, alla purificazione interiore si aggiunge un gesto di comunione ecclesiale, secondo quanto avveniva gia nella Chiesa primitiva. San Paolo ne parla nelle sue Lettere a proposito della colletta a favore della comunita di Gerusalemme (cfr 2 Cor 8-9; Rm 15,25-27). 2. Secondo l’insegnamento evangelico, noi non siamo proprietari bensi amministratori dei beni che possediamo: essi quindi non vanno considerati come esclusiva proprieta, ma come mezzi attraverso i quali il Signore chiama ciascuno di noi a farsi tramite della sua provvidenza verso il prossimo. Come ricorda il Catechismo della Chiesa Cattolica, i beni materiali rivestono una valenza sociale, secondo il principio della loro destinazione universale (cfr n. 2404). Nel Vangelo e chiaro il monito di Gesu verso chi possiede e utilizza solo per se le ricchezze terrene. Di fronte alle moltitudini che, carenti di tutto, patiscono la fame, acquistano il tono di un forte rimprovero le parole di san Giovanni: “Se uno ha ricchezze di questo mondo e vedendo il proprio fratello in necessita gli chiude il proprio cuore, come dimora in lui l’amore di Dio?” (1 Gv 3,17). Con maggiore eloquenza risuona il richiamo alla condivisione nei Paesi la cui popolazione e composta in maggioranza da cristiani, essendo ancor piu grave la loro responsabilita di fronte alle moltitudini che soffrono nell’indigenza e nell’abbandono. Soccorrerle e un dovere di giustizia prima ancora che un atto di carita. 3. Il Vangelo pone in luce una caratteristica tipica dell’elemosina cristiana: deve essere nascosta. “Non sappia la tua sinistra cio che fa la tua destra”, dice Gesu, “perche la tua elemosina resti segreta” (Mt 6,3-4). E poco prima aveva detto che non ci si deve vantare delle proprie buone azioni, per non rischiare di essere privati della ricompensa celeste (cfr Mt 6,1-2). La preoccupazione del discepolo e che tutto vada a maggior gloria di Dio. Gesu ammonisce: “Cosi risplenda la vostra luce davanti agli uomini, perche vedano le vostre opere buone e rendano gloria al Padre vostro che e nei cieli” (Mt 5,16). Tutto deve essere dunque compiuto a gloria di Dio e non nostra. Questa consapevolezza accompagni, cari fratelli e sorelle, ogni gesto di aiuto al prossimo evitando che si trasformi in un mezzo per porre in evidenza noi stessi. Se nel compiere una buona azione non abbiamo come fine la gloria di Dio e il vero bene dei fratelli, ma miriamo piuttosto ad un ritorno di interesse personale o semplicemente di plauso, ci poniamo fuori dell’ottica evangelica. Nella moderna societa dell’immagine occorre vigilare attentamente, poiche questa tentazione e ricorrente. L’elemosina evangelica non e semplice filantropia: e piuttosto un’espressione concreta della carita, virtu teologale che esige l’interiore conversione all’amore di Dio e dei fratelli, ad imitazione di Gesu Cristo, il quale morendo in croce dono tutto se stesso per noi. Come non ringraziare Dio per le tante persone che nel silenzio, lontano dai riflettori della societa mediatica, compiono con questo spirito azioni generose di sostegno al prossimo in difficolta? A ben poco serve donare i propri beni agli altri, se per questo il cuore si gonfia di vanagloria: ecco perche non cerca un riconoscimento umano per le opere di misericordia che compie chi sa che Dio “vede nel segreto” e nel segreto ricompensera.
4. Invitandoci a considerare l’elemosina con uno sguardo piu profondo, che trascenda la dimensione puramente materiale, la Scrittura ci insegna che c’e piu gioia nel dare che nel ricevere (cfr At 20,35). Quando agiamo con amore esprimiamo la verita del nostro essere: siamo stati infatti creati non per noi stessi, ma per Dio e per i fratelli (cfr 2 Cor 5,15). Ogni volta che per amore di Dio condividiamo i nostri beni con il prossimo bisognoso, sperimentiamo che la pienezza di vita viene dall’amore e tutto ci ritorna come benedizione in forma di pace, di interiore soddisfazione e di gioia. Il Padre celeste ricompensa le nostre elemosine con la sua gioia. E c’e di piu: san Pietro cita tra i frutti spirituali dell’elemosina il perdono dei peccati. “La carita - egli scrive - copre una moltitudine di peccati” (1 Pt 4,8). Come spesso ripete la liturgia quaresimale, Iddio offre a noi peccatori la possibilita di essere perdonati. Il fatto di condividere con i poveri cio che possediamo ci dispone a ricevere tale dono. Penso, in questo momento, a quanti avvertono il peso del male compiuto e, proprio per questo, si sentono lontani da Dio, timorosi e quasi incapaci di ricorrere a Lui. L’elemosina, avvicinandoci agli altri, ci avvicina a Dio e puo diventare strumento di autentica conversione e riconciliazione con Lui e con i fratelli.
5. L’elemosina educa alla generosita dell’amore. San Giuseppe Benedetto Cottolengo soleva raccomandare: “Non contate mai le monete che date, perche io dico sempre cosi: se nel fare l’elemosina la mano sinistra non ha da sapere cio che fa la destra, anche la destra non ha da sapere cio che fa essa medesima” (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al riguardo, e quanto mai significativo l’episodio evangelico della vedova che, nella sua miseria, getta nel tesoro del tempio “tutto quanto aveva per vivere” (Mc 12,44). La sua piccola e insignificante moneta diviene un simbolo eloquente: questa vedova dona a Dio non del suo superfluo, non tanto cio che ha, ma quello che e. Tutta se stessa. Questo episodio commovente si trova inserito nella descrizione dei giorni che precedono immediatamente la passione e morte di Gesu, il quale, come nota san Paolo, si e fatto povero per arricchirci della sua poverta (cfr 2 Cor 8,9); ha dato tutto se stesso per noi. La Quaresima, anche attraverso la pratica dell’elemosina ci spinge a seguire il suo esempio. Alla sua scuola possiamo imparare a fare della nostra vita un dono totale; imitandolo riusciamo a renderci disponibili, non tanto a dare qualcosa di cio che possediamo, bensi noi stessi. L’intero Vangelo non si riassume forse nell’unico comandamento della carita? La pratica quaresimale dell’elemosina diviene pertanto un mezzo per approfondire la nostra vocazione cristiana. Quando gratuitamente offre se stesso, il cristiano testimonia che non e la ricchezza materiale a dettare le leggi dell’esistenza, ma l’amore. Cio che da valore all’elemosina e dunque l’amore, che ispira forme diverse di dono, secondo le possibilita e le condizioni di ciascuno. 6. Cari fratelli e sorelle, la Quaresima ci invita ad “allenarci” spiritualmente, anche mediante la pratica dell’elemosina, per crescere nella carita e riconoscere nei poveri Cristo stesso. Negli Atti degli Apostoli si racconta che l’apostolo Pietro allo storpio che chiedeva l’elemosina alla porta del tempio disse: “Non possiedo ne argento ne oro, ma quello che ho te lo do: nel nome di Gesu Cristo, il Nazareno, cammina” (At 3,6). Con l’elemosina regaliamo qualcosa di materiale, segno del dono piu grande che possiamo offrire agli altri con l’annuncio e la testimonianza di Cristo, nel Cui nome c’e la vita vera. Questo periodo sia pertanto caratterizzato da uno sforzo personale e comunitario di adesione a Cristo per essere testimoni del suo amore. Maria, Madre e Serva fedele del Signore, aiuti i credenti a condurre il “combattimento spirituale” della Quaresima armati della preghiera, del digiuno e della pratica dell’elemosina, per giungere alle celebrazioni delle Feste pasquali rinnovati nello spirito. Con questi voti imparto volentieri a tutti l’Apostolica Benedizione.
Dal Vaticano, 30 ottobre 2007 BENEDICTUS PP. XVI [© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana] |